Quien nos diga que aprender un idioma no tiene por qué ser difícil, que no tiene que ser dificultoso o que no tiene que llevar tanto tiempo, preguntémonos realmente: ¿Qué nos está tratando de vender?
Empecemos a derribar mitos
Aprender inglés es un proceso desafiante y lleno de altibajos. A continuación, desmitificamos algunas creencias erróneas.
1. Aprender un idioma requiere tiempo y esfuerzo
No hay atajos mágicos. El aprendizaje de un idioma exige práctica, constancia y paciencia. No se trata de memorizar listas de palabras, sino de integrar el idioma en la vida diaria.
2. Es muchas veces frustrante
El aprendizaje es un camino con momentos de frustración. Sin embargo, cada error es una oportunidad para mejorar y avanzar.
3. Puede dar miedo
Hablar un nuevo idioma puede generar inseguridad, pero superar ese miedo es clave para progresar.
4. Puede a veces dar bronca y vergüenza
Es normal sentirse frustrado cuando no se obtienen resultados inmediatos. La clave está en la perseverancia y en mantener una mentalidad positiva.
5. Por momentos la sensación de estancamiento aparece
En realidad, nunca se deja de avanzar. El aprendizaje es un proceso continuo que requiere paciencia y tiempo.
¿Quién dijo que aprender era un trámite?
Cuántas veces nos encontramos con publicidades que nos invitan a aprender inglés en seis meses, sin estudiar gramática o sin realizar tareas extra. Nos ofrecen una especie de “ósmosis inglesística” que se apodera de nosotros. Cabe aclarar que lo descabellado del término condice con lo irreal del producto que tratan de vender. Además, la mentira deja afuera a la mejor parte del camino:
- El proceso.
- El construir desde adentro.
- El transitar el camino descubriendo quiénes somos en él mientras tanto.
¿Por qué la palabra “frustración” tiene una connotación tan negativa?
Lo descripto arriba como la mejor parte del proceso viene acompañada de muchas situaciones y sensaciones que muchas veces no se perciben como placenteras:
- No me sale
- No entiendo
- Me lo imaginé de una manera diferente
- Fantaseé conque lo iba a disfrutar
- Frustrarse es parte natural y necesaria del proceso ¿De dónde nacería la satisfacción del logro si no existiera una instancia previa de prueba y error, repetición, intentos fallidos?
¿Qué pasa con los miedos?
¿Algunas de estas frases les suenas familiares?
- No me quiero exponer.
- ¿Y si se ríen de mí?
- ¡Qué ridículo, no me puedo ni escuchar!
Los alumnos, sobre todo los adultos -y más aquellos que han transitado estudios académicos con éxito, desempeñan un puesto laboral de liderazgo y se han especializado en áreas específicas- enfrentan muchas veces el fantasma de “sentirse menos” en el otro idioma al no poder por ejemplo accionar, definir, negociar con los mismos resultados que en el idioma nativo.
Cuando aparecen el enojo y la descalificación
- Yo no tengo ninguna necesidad de estar haciendo esto.
- Qué pérdida de tiempo y dinero para no llegar a ningún lado.
- Indudablemente, no estoy hecho para el idioma.
- ¡Qué burra, si ya me lo explicaron y sigo cometiendo el mismo error!
Si el punto de partida es abrazar los conceptos de error, constancia y niveles de exigencia realistas, la parte más complicada del camino queda allanada.
Sensación de estancamiento
La sensación de estancamiento es parte natural del proceso de aprendizaje, En realidad, uno NUNCA se estanca. Me gusta la metáfora de la subida de la marea: las olas se alejan solo para tomar más fuerza e ir más adelante….
Creemos que es absolutamente necesario pasar por la sensación de no avance. ¿Te resultan conocidas estas frases?
“A esto ya me lo explicaron 4 veces y todavía no lo entiendo”, “A este tema ya lo sabía y ahora se me fue, no sé por qué”, “Hago bien los ejercicios, pero cuando quiero usar la estructura, no me sale”(…).
Entender una explicación no es aprender. Aprender una estructura o expresión no significa poder usarla. Bajar el aprendizaje desde el tobogán de pensarlo a decirlo lleva tiempo.
El inglés, como cualquier idioma, es un sistema complejo. Imaginemos nuestro cerebro como un placard, al principio vacío si aprendemos de cero, o con algunas cajas llenas de ciertos conocimientos. A medida que avanzamos, las cajas se van llenando más, se reacomodan, cambian de tamaño, los contenidos se cruzan de caja, se reagrupan. Las cajas modifican sus compartimentos, pasan a compartir bordes con otras, se vuelven más complejas, se combinan de otra manera, adquieren más colores. El placard las contiene de manera elástica, listo para generar más espacio si es necesario. Pero cada cambio, cada movimiento, cada nueva adquisición, necesariamente trae un poco de desorden, de caos a veces, de pérdida momentánea de contenido, de incertidumbre….
Es ahí donde hay que ejercitar la paciencia y ser consciente de que la incomodidad, la frustración, la sensación de retroceso son parte del avance: deconstruir para construir.
En vez de reaccionar, sigan accionando hasta que las partes que se desacomodaron se acomoden nuevamente, porque eso, les aseguro, va a pasar, y un día se volverán automáticas. Así van a dar lugar a las nuevas adquisiciones, y así sucesivamente en un proceso que es maravillosamente rutinario y rebosante de esfuerzo, porque, al fin y al cabo, de eso se trata: que no nos engañen, ya que así se aprende.